sábado, 7 de marzo de 2020

CLAUSTROFOBIA


Es la enfermedad, en esencia, por la que el paciente siente miedo a los sitios cerrados: ascensores, aviones, habitaciones pequeñas y todos los sitios donde se puede sentir encerrado, que cuando le afecta la enfermedad, no pude salir de donde está.
Hay casos simples y otros más agudos. En los simples, el paciente, puede controlarse y no perder los nervios, pero en los agudos, no se puede sentir encerrad@, tiene que tener una escapatoria.
Para hacerse una resonancia magnética, por ejemplo, lo pasan mal. Hay que convencerles de que por estar metido en un tubo, no le va a pasar nada física ni mentalmente.
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Es una enfermedad sicológica, pero pocos enfermos acuden al profesional, para que este, con sus conocimientos pueda ayudarle, a llevar una vida normal y perder sus miedos.
Sienten un pesar por dentro, una angustia, que muchas veces no pueden controlar y, en cierta manera, se apartan de la sociedad y reusan meterse en ascensores y sitios donde no se sientan libres, de quitarse de allí cuando lo deseen.
Lo contrario de esta enfermedad, es la agorafobia, que es lo opuesto, o sea que les gusta estar encerrados y no soportan los sitios abiertos, el salir a la calle y encontrarse con la gente.
Ni una, ni la otra, son dignas de lástima, sino de comprensión y de ayudarles a superar sus miedos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

jueves, 5 de marzo de 2020

JUNTOS UN EQUIPO


Aunque apenas nos veamos, la Asociación Al Farala tiene muchos socios. Algunos van a la Colonia a hacer el cursillo de crecimiento personal, con Javi. Otros no sé si van con R. soto a su cursillo de Martínez de la Rosa, con el buen humor de Rafa.
Alexa, la contable, junto con los monitores (que la ayudan desinteresadamente), llevan las cuentas, los documentos, las subvenciones y todos los líos que tiene una Asociación para ser legal.
Marta, la vicepresidenta, hace lo que puede para que todo esto no se vaya al garete. Pili, la presidenta está ahí dispuesta a hacer lo que haga falta, aunque sea limpiar.
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Es una lástima que no estemos tod@s junt@s, para charlar de nuestras cosas. Yo estoy aquí, en el Puerto, liado con mis escritos, que publico en internet  y que espero sirvan a alguien de algo.
Hay algunos compañeros que se han retirado, por la causa de estar separadas las distintas actividades, antes descritas y la falta de las charlas en las reuniones de la Asociación…
Lo que ocurre es que a estas personas, les parece poco serio que no tengamos alguien que nos cuide, ya que se supone que somos enfermos (unos más que otros) y aquellos que se pueden arreglar solos, como dije, se han retirado.
Ánimo, que aún somos fuertes compañer@s.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

COMO UNA MADRE


No es que los quiera más a los hij@s que el padre. No es que los quiera más que su marido, ni su marido menos que su mujer. Los dos quieren a los hij@s con locura.
Lo que pasa es que la madre suele estar más tiempo con ellos, los ha llevado nueve meses en su vientre, por estas cosas está más apegada a ell@s que su marido, por mucho que se quiera.
Además, el amor de madre es distinto. Tiene una forma distinta de querer que el padre. Se preocupa más por la salud física del hij@ y porque coma bien y bastante.
El padre, sin embargo, se preocupa más por la forma de ser de los hij@s, por su comportamiento para con los demás, de que sean buenos chic@s, de que se lleven bien con todo el mundo.
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La madre se preocupa de que vistan bien, que vayan bien arreglados al colegio, mientras que al padre le preocupa que saquen buenas notas en todas las asignaturas.
Ambos quieren a sus retoños, más que a sí mismos y se privarán de algo físico o moral, con tal que sus hij@s tengan ese bien, que ellos les ofrecen.
Madre, como padre, no hay más que un@. Se deben respetar, como progenitores que son, que lo dan todo por sus hij@s, que son capaces de quitarse un trozo de pan de su boca y dárselo a ellos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

martes, 3 de marzo de 2020

UNOS SE VAN

…Otros vienen. Me refiero a las personas que van falleciendo, otras las sustituirán. Más concretamente, quiero narrar lo que le ocurrió a mi amigo Pepe, que murió hace dos meses.
Nos veíamos todos los domingos y nos teníamos gran afecto. Desapareció de este mundo, apareció nuestro amigo Antonio, que juntos íbamos a comer por ahí.
Ahora quedamos Antonio y yo, y parece que el amor que teníamos los tres lo hemos heredado los dos y nos llamamos por teléfono y una vez al mes, nos reunimos para almorzar juntos.
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No se puede negar que no es igual, pero quedamos dos buenos amigos que estamos el uno por el otro. Ayer mismo, día de Andalucía, fuimos a comer juntos.
Yo, con Pepe, aunque era muy chinchoso, me los pasaba muy bien y me ocupaba las mañanas de los domingos. Pepe falleció en un 90% por causa de fumar (dicho por personal sanitario), lo que me motiva aún más para seguir esta lucha, que he emprendido contra uno de los vicios más malos y caros que hay: el fumar.
Cada uno tiene su momento y sus formas para dejar el tabaco. Yo ahora me junto con gente que no fuma, como Antonio, y eso me ayuda mucho.
Que nadie se decaiga, porque se le muera un ser querido, que otro vendrá a ocupar su puesto, con más garra si cabe.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

LUDOPATÍA


Si buscamos en el diccionario ludopatía, nos dice: “Trastorno síquico, que produce la dependencia de los juegos de azar”. Dice trastorno síquico, lo que quiere decir que es una enfermedad.
Esa enfermedad hace que la persona, hombre o mujer, se gaste el dinero en las distintas loterías, salas de apuestas deportivas, máquinas tragaperras…Muchas veces, el ludópata, no tiene dinero apenas y prefiere jugar, que gastárselo en comer.
No será la primera vez que sale la persona, con el carrito de la compra y vuelve con él casi vacío, porque ha gastado el dinero en las distintas apuestas, (que hay muchas), que hacen “picar el gusanillo”, al apostante, que cree que le va a tocar.
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Esta persona no se da cuenta, de que lo que hace no es normal y que derrocha lo que le hace falta para comer, quizá incluso pide para comer y luego se lo gasta en la primera tragaperras que encuentra.
Luego está el que juega porque tiene, de vez en cuando por tentar la suerte, pero la suerte viene lejos. Dicho por un lotero: “es más fácil que te caiga un rayo, que te toque un premio importante de un boleto”.
Por si existen pocos, que no son pocos, los juegos legales, existen también los clandestinos. Unos y otros ofrecen premios opíparos, que nunca llegan, porque existen millones de posibilidades contra una de que te toque.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

lunes, 2 de marzo de 2020

DON DE GENTES


No todo el mundo lo tiene, y el que lo lleva consigo, puede considerarse afortunado. No hace falta tener estudios ni ser rico, solo hace falta tener gracia en sus adentros.
Yo conozco a un hombre que trabajaba mucho, repartiendo gas butano. Bueno, pues resulta que el marido de una de sus clientas, era un directivo de la empresa malagueña de limpieza.
Charlando con ella y con gracia, consiguió que su marido le hiciese un hueco en la citada empresa, cuando él estaba trabajando duro y sin Seguridad Social. A eso le llamo yo tener don de gentes.
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La tiene el que habla de una forma sencilla, muchas veces con palabras incultas, con toda la gente: vecinos, en el autobús, por la calle va derrochando alegría. Todo el mundo lo quiere.
Pongo este caso de una persona pobre, pero un estudioso también puede tener este don. Yo conozco a un abogado, que tiene gracia el tío y gana sus pleitos con sencillez.
El que tiene ese don, poco más le hace falta en la vida, pues sabe ganársela con arte y sabiduría. Vamos, que apenas si le hace falta estudiar, en un mundo donde eso, lo es casi todo.
La gracia no se hereda de padres a hijos. Simplemente la tiene una persona dada, que es elocuente, convincente, en su forma de escribir y hablar y que sabe cómo apañárselas para conseguir lo que quiere en la vida.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

HACE MÁS


…El que quiere que el que puede. No es un refrán, es la pura realidad. Sino fijaos en las personas que no tienen estudios, por ejemplo, se esfuerzan en aprender de los demás e incluso trabajan en oficinas.
Sin embargo, el que ha hecho una carrera universitaria, no es capaz (no quiere) ocupar ese puesto en la oficina. Es poco para él, necesita un trabajo bien remunerado, a su medida.
Pues como está el mercado del trabajo en España, los que piensan así, se van a dar de bruces con el techo y el suelo, porque un empleo vale más que una carrera, sin ocupación.
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El que quiere se busca la vida de cualquier forma. Buscando espárragos, trabajando de peón, siendo oficial. Si la persona vale, su jefe lo valorará y pronto ocupará una plaza de oficial.
Hay muchas personas que han estudiado y otras que lo están haciendo ahora. Lo suyo sería que encontrasen trabajo conforme a sus conocimientos, pero si no hay para todos, que se le va a hacer.
Los trabajos que son oficios, como la construcción y sus derivados: Albañiles, pintores, electricistas, fontaneros, carpinteros, porteros y jardineros, pues estos los tiene que ocupar alguien.
En estos casos los cogerán personas que quieren trabajar, aunque tengan estudios. Su hora llegará y tendrá un puesto a medida de sus conocimientos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.