jueves, 19 de noviembre de 2020

DIOS DILIGENTE

 

Me ocurrió un día que estando yo en oración, le ofrecía yo a Él una cosa, pero a cambio de un favor. Eso no es oración, es un chantaje por mi parte.

Cuando hubo conseguido de mí lo que quería, me despidió sin más y es que a Dios se le pide, se le ruegan cosas, pero no se le chantajea.

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Si se le pide con la verdad y el corazón por delante, Él lo concede, si lo ve bien, lo que no puede ser es perderle el respeto, no acepta bulos ni tonterías.

Y es que Él es el Jefe y nosotros sus ciervos. Si lo hacemos bien, cosa que es muy difícil, nos concederá con alegría todos los bienes que le pidamos.

No podemos creernos, que es igual que nosotros, sencillos y mortales, frente a un ser superior, que nos quiere mucho, pero que no consiente que le faltemos.

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Si quieres y puedes, podrás llevarlo siempre contigo, pero lo que no puedes hacer es creerte igual o superior a Él, porque está claro que no lo somos.

Si tú Dios es mí Dios, ya sabes algo más de este ser, invisible a nuestros ojos, pero si que podemos verle con los ojos del corazón, si está limpio de pecado.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ.

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