Inexorablemente y sin que nos demos cuenta, los días pasan.
Solo hay tres cosas importantes en la vida: nacer, vivir y morir. No sentimos
al nacer, sufrimos al morir y nos olvidamos de vivir, esto decía un afamado
escritor, y creo que es verdad.
Juega feliz el niño, que luego irá a la escuela, para
prepararse y encontrar un buen trabajo. Mientras sus ojos se cruzarán con los
de una chica, que con los años será su esposa y tendrán hijos.
Entre ires y devenires, la vida va pasando y la parejita
madurará, los niños crecerán y formará una familia feliz. Todos contentos, no
nos damos cuenta de que el reloj y el calendario no dejan de correr y cuando
quieres acordar, el tiempo se ha pasado y aparecen los primeros achaques:
dolores en las piernas, en la cintura…Todo fruto de las burradas que hemos
hecho mientras hemos sido jóvenes. Entonces no nos dolía nada y trabajábamos a
lo bruto, en cualquier cosa, sin darnos cuenta que esto, un día, nos pasaría
factura.
El niño ríe feliz, el muchacho se va pensando las cosas, el
padre siente que ya no es un niño y el abuelo siente que la vida se le va.
Para unos y para otros, esta vida tiene sus alicientes. El
principal es el cariño por los demás y luchar por eso que un día soñaste. Por
ejemplo: de mayor quiero ser maestro, aviador, cocinero, albañil, arquitecto,
abogado, juez o político. Todas profesiones muy elogiables y a cual más bonita.
Soñar es lo único que no cuesta dinero en la vida, por eso yo
sueño con morir longevo y sano y ayudar a mis hermanos en todo lo que pueda. Si
yo tuviera dinero, lo compartiría con mis allegados hasta el último céntimo,
quedándome para mí con una parte para poder vivir dignamente.
Que la vida nos sonría a todos y encontremos nuestro camino,
felizmente, hasta que llegue el día de nuestra partida de este mundo hacia otro
inmensamente mejor y que nos lo hayamos ganado a pulso.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario