Es un estimulante del sistema nervioso. Está tan bueno como
malo es para conciliar el sueño. Los enfermos mentales no deberíamos de
tomarlo, pero lo hacemos. Un café por las mañanas no es malo, pero si se toma
durante el día, si lo es. Una taza, como he dicho, no es mala, pero si se
abuza, crea problemas para dormir. Hay que controlarse mucho.
Después del café, viene el cigarrito, que es tan o más malo
que el café, pero en algo nos tenemos que entretener y gustamos de ambos vicios
como nosotros mismos.
Hay quien lo toma descafeinado o con leche, pero no está
igual de bueno. Quien no está acostumbrado a tomarlo, pasa sin él como si nada,
pero el que suele tomarlo, el cuerpo se lo pide, al igual que el tabaco.
Entre otras cosas son vicios caros, que además nos hacen
daño, no deberíamos de tomarlos. El café despeja la cabeza, pero crea un estado
nervioso, que impide dormir con tranquilidad. El tabaco aplaca los nervios,
pero a los 20 minutos de fumarte un cigarrillo, quieres otro y otro y eso no
puede ser, sobre todo al precio que va. Si nos comprásemos una hucha y
echáramos lo que gastamos en café y tabaco, tendríamos unos ahorrillos para
comprarnos ropa y calzado, por ejemplo.
La vida es corta, pero podríamos mejorarla si no tomásemos
tantas porquerías. Tomamos café y luego nos tomamos una pastilla para dormir.
Es contradictorio ¿no?
A mí me gusta el café con mucha azúcar y ahora, en verano,
con hielo.
Refresca mucho y está muy bueno.
El tabaco lo llevo regular, me fumo una cajetilla diaria, que
es malo para mi cuerpo, pero por mucho que lo intento, no consigo dejar de
fumar.
Hay quien se toma un café y se fuma un cigarrito y se olvida,
no es un adicto a ninguna de las dos cosas. No como otros que no controlamos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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