Me gustaría un mundo donde no hubiera avaricia. Donde se
regalasen las cosas. Donde se trabajase por placer y no se cobrase por ello. Un
mundo de paz y bien donde se regalasen sonrisas, saludos y besos. Que difícil
es esto que digo, pues todo se hace por interés, por dinero y por enriquecerse
a si mismo.
En mi mundo no cabrían enfados, los malos modos y las
personas que no aman la vida, simplemente por vivirla, por hacer el bien a los
demás y llevarse bien con todo el mundo. Se trabajaría solo por comer, vestir y
tener un techo. Que la dicha nos regalase lo que quisiera, sin pedirlo
nosotros. Que reinase el amor sincero y si interés de ninguna clase. Que no
existiese el dolor físico ni psíquico. Que el pan no nos faltara nunca. Que
todos sonriéramos como inocentes niños, que juegan y juegan sin cansarse. Que
no nos faltase de nada, estando cubiertas todas nuestras necesidades.
Viviríamos en paz y armonía, sin rencores, sin malos modos y con el cariño que merece
cada alma. No discutiríamos por nada, ya que estaríamos de acuerdo en todo.
Como digo, el mundo del revés y en contra al dinero y la maldad.
Diréis que tengo mucha imaginación, pero es porque cuento lo
que veo, siento y deseo para tod@s. No habría necesidad de nacer y morir,
porque todos estaríamos vivos para siempre. No nos molestarían los animales,
porque serían nuestros compañeros. No habría necesidad de comer y dormir,
porque estaríamos alimentados por siempre y no dormiríamos nunca, ya que no lo
precisaríamos. En una palabra estaríamos vivos de verdad. No como en el mundo
que estamos llenos de necesidades.
Todos seríamos amigos y conocidos y nos hablaríamos con todo
el mundo. No habría hombres y mujeres, sino almas vivas que se quieren.
Que esta vida se torne en aquella y podamos sonreir por
siempre.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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