Muchas veces depende de nosotros mismos. Pedimos buena
suerte, sobre todo, cuando vamos a hacer algo importante en la vida. Como por
ejemplo cuando vamos a pedir trabajo. Echamos la solicitud, pero no es
suficiente. Tenemos que prepararnos, estudiando, practicando, yendo tranquilos,
serenos, con la seguridad de que lo vamos a conseguir. Es importante, sobre
todo, el ir bien “puesto” en la materia que sea, tener experiencia y si es la
primera vez, que vamos a ocupar un puesto similar, lo dicho, ir muy preparado y
pensando que lo vamos a conseguir.
En estos momentos nos acordamos de Dios, pero ¿te acuerdas de
Él cuando las cosas te van bien? Esto es importante, porque si queremos usar a
Dios, solo cuando vamos a hacer algo importante, creo que estamos equivocados.
Hay que acordarse de Él, en lo bueno y en lo malo, igual que decimos cuando nos
casamos por la Iglesia Católica: “si, quiero a esta mujer o a este hombre, para
lo bueno y para lo malo”.
La suerte puede ser buena o mala, según cada caso. Hemos de
luchar con todas nuestras fuerzas, físicas y psíquicas, porque esta sea buena.
Sin embargo, hemos de tener en cuenta, que no siempre nos pueden venir bien las
cosas. Unas veces nos saldrán todas bien y otras solo algunas. Hemos de conformarnos
con este sino y hacerle caso a nuestra conciencia, entonces las cosas nos irán
mejor.
Hemos de confiar en la providencia y veremos que nos va bien,
relativamente, a si nos pensamos mucho
las cosas.
Podemos cambiar nuestro destino, perseverando en lo que
queremos, si esto es correcto para nosotros y para los que nos rodean. No vale
empecinarse, en que todo nos tiene que salir como nosotros queremos. La lucha
personal, por todo, es muy importante.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario