Pongo este símil, propio de los coches, porque al igual que
estos, el cuerpo debe ser cuidado todos los días. A un coche le cambiamos el
aceite, los filtros de aire, aire acondicionado, gasoil o gasolina, le hacemos revisiones
periódicas. Cuando tiene una luz fundida, se la cambiamos, lo lavamos….
Nuestro cuidado es, sobre todo, comer bien, asearnos, ir al
médico, cuando tenemos alguna enfermedad, dolor o malestar.
En un país como España, donde tenemos la Seguridad Social,
que nos cubre casi todo, no nos cuesta trabajo pasar nuestras revisiones y tener el motor, el corazón
(sobre todo) y el chasis, o sea, el cuerpo en perfecto estado de uso.
Es importante todo: los cinco sentidos, el habla, la cabeza,
todos los órganos del tronco, las piernas y los brazos… Haciendo una vida
activa y comiendo bien conseguiremos, que nuestro cuerpo esté bien y sea el
motor del mundo. Porque si falla algo (sobre todo con la edad) ya la cosa no va
bien. Por eso debemos cuidarnos desde niños.
Vienen los dolores de espalda, de tobillo, de rodilla,
lumbares, de espalda en general, de hombro, de codo, de muñeca, de los dedos…
También podemos sufrir un accidente y quedar cojos o
doloridos o partirnos algún hueso. Lo que cambiaría nuestro tren de vida.
En ciudad hay que tener mucho cuidado con los coches, motos y
bicicletas, que si nos dan un golpe (aunque tengan la culpa ellos) y el seguro
nos cubra el mal causado, este nos dejará secuelas para siempre.
No cuesta trabajo mirar a ambos lados, cuando cruzamos una
calle, porque los conductores pueden tener un despiste y hacernos la puñeta.
Los vehículos corren
mucho y nosotros tenemos que cruzar muchas calles cada día. Los conductores
deben no distraerse, no usar el móvil, no fumar, no beber alcohol, ni tomar
drogas o pastillas, para un tráfico seguro.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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