MIS QUERIDOS PADRES
15-o4-2022
Con los que vivo, cuidan de
mí como si fuera un bebé. Me da pena de ellos, porque cuentan ya con
casi 80 y 90 años, madre y padre no pueden salir solos a la calle.
Conmigo tienen poco aliento, porque yo salgo por la mañana y por la tarde y no les doy la compañía que
sería deseable y yo tengo que continuar con los altibajos de mi vida.
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Tienen la compañía de mi hermano menor, pero él también entra
y sale y los viejecitos, ya achacosos, se quedan solos en el hogar familiar.
Quisiera tener más tiempo para ellos y ayudarles en sus
tareas del hogar, pero yo soy un hombre de calle. Les hago todos los mandados:
compras y demás.
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Es la única cosa que hago por ellos, que se vuelcan hacia mí
como si de un niño se tratara. Es una pena que después de habernos cuidado,
reciban este pago.
Yo los quiero como a nadie, pero no puedo acompañarles en su lento
caminar por la vida, que yo no soporto como debía soportar y ayudar más.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ.
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