miércoles, 10 de enero de 2018

MIS MEJORES AMIGOS


Son los que se relacionan más conmigo y coincidimos en ideas sobre la vida y la moralidad. Afortunadamente tengo muchos, porque me muevo en diferentes ambientes. Vamos que soy un callejero. Entre ellos están los de la asociación, los antiguos compañeros de trabajo, amigos y los vecinos. Otra cosa es la familia, unas veces se lleva bien, otras regular.

Quien se lleve más por conmigo es porque él quiere, porque yo, creo, que no le hago motivos a nadie para ser su enemigo. Ya me estoy poniendo muchos moños y es que yo no soy ni mejor ni peor que nadie.

El caso es llevarse bien y perdonar. De eso saben mucho las personas mayores, que callan los defectos de sus hijos y allegados, con paciencia y amor.

Por estas fechas de Navidad y Reyes se juntan más los lazos de las gentes, comiendo juntos y compartiendo más tiempo. Los problemas son los mismos, pero el cariño aumenta al compartir más tiempo. No todas las familias pueden estar juntas por problemas de trabajo o por estar lejos del seno familiar. No obstante existe el teléfono, fijo y móvil, que nos une, entre lágrimas, en la distancia que pueda haber.

Mi mejor amigo no es el que más me halaga y más regalos me hace, sino el que está por mí y por mis problemas y vive conmigo las cosas buenas y malas. Mi mejor amigo eres tú.

Se dice que el mejor amigo del hombre es el perro. Le regañas y pegas y viene sumiso a ti, como si nada fuese pasado. Es cierto. Pues así deberíamos ser las personas. Habría menos males y más paz en el mundo.

Un ladrón, un drogadicto, un maleante, un vagabundo puede ser amigo mío, siempre que me respete y no sea malo conmigo. Son personas y tienen su corazoncito y muchas veces pasan frío, hambre y van a la cárcel, justa o injustamente. La ley no perdona, perdónale tú.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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