Existen solo para los niños de corta edad, porque en cuanto
estos tienen 3 o 4 añitos se dan cuenta de que los regalos, los juguetes, se
los compran sus papás. De todas formas, a grandes y pequeños, nos gusta que nos
regalen por estas fechas, como al niño Jesús regalaron oro, incienso y mirra
los Reyes magos de Oriente.
Viene tirados por renos o en camellos, según la tradición y
se cuelan por la chimenea, dejan en la ventana o junto al árbol de Navidad, la
noche del 5 de enero de cada año, los regalos para cada uno.
Por cierto que este 5 de enero, en España va estar lloviendo,
según las predicciones, con lo que la cabalgata de reyes que se organiza en
prácticamente en todos los pueblos y ciudades de este país, va a estar pasada
por agua. A ella acuden los niños, acompañados por sus padres, con la ilusión
de coger el mayor número de caramelos posible.
Para ello, muchos ponen un paraguas boca arriba, para recoger
los caramelos que los reyes van a tirando a la multitud.
Para los niños es un gran aliciente, pero este año no van a
poder poner el paraguas, porque tendrán que usarlo para no mojarse.
Tengo que acordarme en este día de los niños que no reciben
juguetes ni caramelos e incluso muchas veces no tienen ni para comer.
Vuelco mi esperanza en que la solidaridad de las gentes a
través de las Organizaciones No Gubernamentales en que cada vez sean menos los
pequeños que pasan hambre en el mundo que hacemos injusto. No tienen ni donde
vivir.
Hay recursos para dar de comer a todos. Somos nosotros con
nuestra ambición los culpables de que esas gentes pasen hambre y que, incluso,
mueran por inanición.
Con un poquito de todo aquel que pueda, es suficiente.
JOSÉ ANTONIOMÉRIDA.
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